Historia de la Orden de Santiago
La Orden de Santiago fue fundada en el siglo XII (hacia 1170) en el Reino de León, con el objetivo de defender a los cristianos durante la Reconquista y proteger a los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela. Su nombre y símbolo (la cruz en forma de espada) están dedicados al Apóstol Santiago, patrón de España y figura clave en la mitología guerrera medieval.

Inicialmente, la orden tenía un carácter militar y religioso, combinando la lucha contra los musulmanes con una vida espiritual. En 1175, el papa Alejandro III la reconoció oficialmente como una orden militar-religiosa. A diferencia de otras órdenes, los caballeros de Santiago podían casarse, lo que les otorgaba una peculiaridad frente a los templarios o los hospitalarios.
En 1584, el rey Felipe II promovió la fundación del Convento de las Comendadoras de Santiago en Madrid, destinado a albergar a las mujeres de la nobleza que ingresaban en la orden como Comendadoras.
Estas damas no eran guerreras, sino religiosas que seguían la regla de San Agustín y se encargaban de la vida monástica, la oración y la gestión de bienes de la orden.
El convento se convirtió en el centro femenino de la Orden de Santiago y tuvo una gran influencia en la vida política y religiosa de la corte madrileña. Su iglesia y dependencias reflejan la importancia de la orden y la conexión con la monarquía.
En el siglo XIX, con la desamortización de Mendizábal, la orden perdió gran parte de su patrimonio, aunque el convento se mantuvo activo y sigue siendo un testimonio de la historia de la Orden de Santiago.
Estas damas no eran guerreras, sino religiosas que seguían la regla de San Agustín y se encargaban de la vida monástica, la oración y la gestión de bienes de la orden.
El convento se convirtió en el centro femenino de la Orden de Santiago y tuvo una gran influencia en la vida política y religiosa de la corte madrileña. Su iglesia y dependencias reflejan la importancia de la orden y la conexión con la monarquía.
En el siglo XIX, con la desamortización de Mendizábal, la orden perdió gran parte de su patrimonio, aunque el convento se mantuvo activo y sigue siendo un testimonio de la historia de la Orden de Santiago.
